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Mikel Barrado, responsable de nuevas tecnologías y sistemas aplicadas a los Edificios y Ciudades Inteligentes de TECNALIA.

En el año 2020 se prevé que más de 50 billones de cosas estarán conectadas a internet. Una buena parte de ellas estarán en nuestras ciudades, edificios y viviendas. Mikel Barrado, ingeniero de Telecomunicación, cuenta con una visión privilegiada y activa de este futuro de entornos inteligentes y sensorizados como responsable de la estrategia de mercado y negocio de las nuevas tecnologías y sistemas aplicadas a los Edificios y Ciudades Inteligentes del instituto de investigación TECNALIA Research & Innovation. Además es miembro de la Junta Directiva del Clúster Español de Empresas de Domótica, Inmótica y Ciudades Inteligentes (Clúster DOMOTYS), responsable del Grupo de “Hogares y Edificios del Futuro” de la Plataforma Tecnológica de la Domótica y Smart Cities (SmartLivingPlat) y miembro del Comité de “Construcción Industrializada y Modelización Virtual” del área “Hábitat Urbano” del Plan de Ciencia y Tecnología de Euskadi, entre otros.

La construcción sostenible es una de las áreas de negocio estratégicas de Tecnalia. ¿Dentro de ella, que tipo de proyectos lleva a cabo el departamento que usted encabeza?

Mikel Barrado.- La actividad principal de nuestro equipo tiene que ver con todo lo relacionado con la innovación en los edificios y en las ciudades para hacerlos más inteligentes; es decir, más eficientes, capaces de mejorar la calidad de vida de las personas, su ocio, más seguros y con una mayor interactividad de los espacios, orientándolos hacia las personas. Para conseguir lo que consideramos un edificio inteligente trabajamos tanto en el desarrollo de nuevos productos, por ejemplo relacionados con las energías renovables y con el envolvente de los edificios; en aspectos como la acústica, el cálculo estructural y campos cada vez más relevantes como el de la impresión 3D o fabricación aditiva, fabricación virtual, el BIM, el GIS, el big data, que permiten tomar decisiones en  los edificios y en las ciudades desde su mismo diseño, o en todo lo relacionado con el Internet of things, que tiene que ver con integración electrónica en el entorno, integración masiva, para tomar decisiones más inteligentes en los entornos, sobre todo en la fase de operación de edificios, porque es el período que requiere una mayor consumo de recursos de todo tipo.

¿Sitúan en el mismo nivel de importancia la intervención sobre edificios concretos y sobre ciudades?

M.B.- Al final son dos escalas diferentes pero las oportunidades y las tecnologías son aplicables a los dos ámbitos. En la multitud de edificios que integran las ciudades surge una gran cantidad de oportunidades de actuación y ahí tenemos nuestro día a día, pero en las ciudades, sobre todo con la concienciación con todo lo relacionado con la smart city y la apuesta de los ayuntamientos por estas soluciones también se está abriendo un territorio de aplicaciones muy importante. Todas las soluciones relacionadas con el concepto de ciudad amigable, centradas en las personas y en el desarrollo urbanístico más sostenible cuentan con grandes oportunidades de desarrollo.

Sus clientes principales son empresas o ayuntamientos. ¿Ha aumentado la demanda que realizan de productos o servicios relacionados con la inteligencia urbana o de los edificios?

M.B- Nosotros respondemos a las necesidades que nos plantean las empresas con soluciones o productos que o bien no tiene tiempo para desarrollar o no sabe bien cómo hacerlo. Pero en algunos casos, desarrollamos tecnologías que ofrecemos a las empresas y asumimos esa inversión. La parte más destacada de esa demanda empresarial corresponde actualmente al BIM, que es uno de los grandes ejes para la innovación. Estamos haciendo muchos desarrollos de software, tanto para empresas fabricantes como para promotoras, constructoras y compañías propietarias de edificios o encargadas de su mantenimiento. En cuanto a los fabricantes, encontramos mucho interés por la integración de electrónicas y productos para que luego sean interactivos o poder controlarlos a través del móvil, es decir todo lo relacionado con el Internet of things. Ahora mismo las empresas más innovadoras solicitan nuestros servicios en estas dos líneas principalmente.

¿Por qué el Internet de las cosas se presenta como una oportunidad tan subrayada para el sector de la construcción?

M.B.- El Internet de las cosas es una realidad en diversos sectores, como la automoción. Ocurre que el valor del producto, en ese caso un automóvil, supera los valores que le son propios, como la potencia del motor o su fiabilidad, y alcanza aspectos tecnológicos como si tiene o no wifi. Esa capacidad diferencial tecnológica añadida va a llegar a los edificios, a las viviendas. De hecho, algunas de las mayores inversiones de capital riesgo que se están produciendo en Estados Unidos, en Silicon Valley, tienen que ver con el Internet of things para edificios y ciudades. Empresas como Google, Apple o Samsung están apostando por este ámbito. En este escenario, las empresas del sector de la construcción tienen una oportunidad y a la vez una amenaza si no reaccionan a tiempo, porque pueden llegar otros agentes que les puedan desplazar en la aplicación de estas soluciones. La incorporación del Internet de las cosas se convierte así en una necesidad para las empresas, porque si no va a venir alguien de fuera del sector y va a hacerse con esa posición. Por ejemplo, Nest es una empresa que ha desarrollado termostatos inteligentes con una cámara de vigilancia muy sencilla. Esta empresa, que ha sido adquirida por Google, vende sólo el termostato a un precio de 250 dólares y te lo manda a casa para que lo instales tú mismo. Así, prácticamente han conseguido que la caldera que proporciona el confort térmico a la vivienda quede en un segundo plano. ¿Por qué? Pues porque la eficiencia de la caldera se presupone, mientras que el elemento que gana valor diferencial es el termostato inteligente que aprende de tus hábitos y que puedes controlar con el móvil. La tendencia en el sector es conceder cada vez mayor valor  a la interactividad frente a las características del producto tradicional.

¿Corremos el riesgo de una cierta banalización tecnológica, de qué esa valor diferencial del software o la conectividad haga olvidar otros objetivos esenciales en la construcción?

M.B.- El desarrollo de estas tecnologías basadas muchas veces en la interactividad debe ir asociado a una aplicación útil y con sentido. En esa línea, la eficiencia energética es una de las grandes oportunidades para la interactividad. No se trata de buscar la interactividad por la interactividad, sino de que el software y la electrónica que se integren conviertan al producto, en esta caso un edificio, en más eficiente, que mejoren su uso, el consumo energético y la sostenibilidad del conjunto. No se trata de enfrentar tecnología con productos o servicios que mejoren la eficiencia o la sostenibilidad, sino de soluciones que estarían alineadas para contribuir a un mismo objetivo final.

¿La tecnología va por delante de la industria en el desarrollo de estas soluciones?

M.B.- Si nos referimos al sector de construcción como tal, todavía son pocas las empresas que están incorporando estas nuevas tecnologías. Es necesario un cambio de mentalidad empresarial. Por ejemplo, parece obvio que para poder incorporar electrónica de producto lo primero que se necesitas es contratar personal preparado para ello. Fabricantes de carpintería metálica están incorporando dispositivos electrónicos o motores para controlar las ventanas, persianas y luego comunicarlas con otros sistemas del edificio. Esto hace necesario incorporar un perfil de ingeniero electrónico, telecomunicaciones o de software con el hasta ahora no contaban. Primero lo están haciendo las grandes multinacionales y a las empresas pequeñas les llegará poco a poco. El sector si va un poco por detrás de las oportunidades de las nuevas tecnologías, pero también es algo natural y la adaptación se irá produciendo paulatinamente.

¿Existen ya ejemplos empresariales avanzados en este tipo de aplicaciones dentro del sector de la construcción?

M.B.- Por un lado existen empresas de material eléctrico tradicional o automatización industrial que han evolucionado sus productos hacia la domótica, mientras que por otro empiezan a despuntar algunas compañías ya especializadas en nuevos dispositivos tecnológicos para puertas, ventanas, techos o mobiliario. Por lo tanto, quizás ahora lo que debe producirse es una cierta hibridación entre estas empresas de domótica  muy avanzadas y los fabricantes de productos tradicionales. En este sentido, es evidente que se debe avanzar mucho más, lo que no quiere decir que España esté a la cola de estas transformaciones, porque a nivel mundial todavía no se ha avanzado demasiado en esta línea combinada.

¿Y a nivel de investigación y desarrollos tecnológicos?

M.B.- Desde el punto de vista de desarrollo de las tecnologías en los centros de investigación, ahora mismo en nuestras ciudades existen innovaciones muy destacadas, al nivel de las que se pueden encontrar fuera.

A la domótica sumamos ahora el concepto de inmótica. ¿A qué hace referencia?

M.B.- La domótica afecta a la vivienda, mientras que la inmótica se despliega en el edificio terciario: hospitales, universidades, teatros, etc. En sí nos referimos a tecnologías similares. En cualquier caso, si es cierto que el sector está superando la palabra domótica porque quizás el término no gozaba de una excesiva buena a causa de alguna mala praxis o problemas en las instalaciones. Por el contrario, el Internet de las cosas y las apps suponen una marcada tendencia positiva dentro del sector. De esta forma, la IoT y la utilización de dispositivos móviles para controlar los espacios se han consolidado como una nueva forma de explicar un trabajo que se viene haciendo desde hace tiempo y en cual se han ido introduciendo innovaciones para acercar estas tecnologías al usuario, a la industria y a los propietarios de edificios.

¿Cuál es su concepto de trabajo alrededor de los edificios inteligentes?

M.B.-Tenemos varios proyectos relacionados con edificios inteligentes. En nuestras instalaciones en Bilbao contamos con un edificio completo que es una instalación experimental en la que podemos alterar todos los elementos que determinan su grado de eficiencia. Es un equipamiento clave para nosotros, ya que, como centro de investigación, una de nuestras líneas estratégicas es la investigación en productos para la construcción. El edificio Kubik nos permite cambiar, sustituir y probar todo tipo de fachadas, sistemas de climatización, de control de accesos, suelos, techos, paredes… Por otra parte, hemos desarrollado una solución que ya lleva tres años instalada en la Universidad de Mondragón que gestiona la climatización y la envolvente de un edificio de una forma inteligente, predictiva. A partir de los datos de la previsión meteorológica y de ocupación diarias se consigue un modelo BIM, que establece el consumo energético que necesitará el edificio. Esto nos permite simular el comportamiento que va a tener el edificio en la hora siguiente y actuar en consecuencia: controlar la climatización, aumentar o disminuir la superficie de sombra en la fachada. Este modelo predictivo permite un ahorro energético de hasta el 40% y es una de las novedades que presentaremos en el BB-Construmat de mayo.

¿Qué otras novedades presentarán en el salón?

M.B.- Por un lado vamos a presentar una novedosa solución de impresión 3D mediante robots accionados por cables para la impresión de prefabricados de construcción de grandes dimensiones o, utilizada en obra, para la construcción del propio edificio. Esta solución la hemos desarrollado en colaboración con el IAAC y estará expuesta en el espacio Future Arena. Por otro, y desde el punto de vista de la interactividad, vamos a presentar algunas soluciones que permiten convertir en interactivos el mobiliario y otras superficies de nuestro hogar sin necesidad de poner interruptores que puedan romper la estética del conjunto. Es el caso de un cabezal de  cama, convertido en una superficie interactiva que facilita el control de la iluminación, el sonido o cualquier elemento domótico del hogar. Se trata de una tecnología que se integra de forma muy sencilla en el mobiliario, que de esta forma pasa de ser un elemento pasivo a convertirse en un engranaje más del Internet de las cosas.

En esta línea, alguna vez se ha referido a ambientes inteligentes, sensorizados, con dispositivos conectados en todo tipo de objetos ¿También en los edificios?

M.B.- Este es el futuro que dibuja el IoT. Se prevé que van a ser billones de dispositivos los que van a estar conectados y la posibilidad de introducirlos en nuestro entorno, en ciudades y en edificios, es evidente. Sin embargo, habrá que tener en cuenta que al introducir de forma masiva este tipo de electrónica será fundamental su mantenimiento y alimentación. Estamos trabajando en tecnologías que permitan a estos dispositivos generar la pequeña cantidad de energía para interactuar con el entorno, de forma que no necesiten ningún tipo de mantenimiento. Pero además, la instalación de estos dispositivos debe ser muy sencilla e inmediata. Para conseguirlo tendrán que ser inalámbricos.

No hemos hablado de soluciones inteligentes y conectadas a nivel urbano…

M.B.- En esta línea hemos desarrollado un panel interactivo orientado al turismo. Sustituye los paneles tradicionales estáticos de información que todavía existen en nuestras calles. Hemos concebido un panel interactivo que permite, al tocarlo, escuchar la información en múltiples idiomas. Además, actúa como punto de recogida de información: cuantos usuarios pasan por él, en que idioma solicitan la información… Y como elemento de valor añadido, estamos colocando sensores en estos paneles para conocer la calidad del aire o el nivel de contaminación acústica de la zona. Se trata de una información valiosa para los ayuntamientos para tomar decisiones sobre la gestión y sostenibilidad del turismo en nuestras ciudades. Ya hemos colocado paneles de este tipo en San Sebastián y estamos trabajando en un proyecto para Ávila.

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