¿Cómo se enmarca el proyecto de Vil·la Urània dentro de vuestro recorrido profesional?
Desde el concurso hasta la finalización de la obra, el proyecto de Vil·la Urània nos permitió entretejer y consolidar las diferentes sensibilidades que tenemos dentro del despacho entre los tres socios, permitiéndonos afrontar los nuevos encargos de una manera mucho más unitaria y coherente. Con el edificio acabado dimos una continuidad construida al edificio de l’Escola Sant Martí, en cuanto a la actitud en frente a la sostenibilidad y la manera de entender la arquitectura en la actualidad, de una manera totalmente sensible al entorno y a las condiciones exteriores. Esta manera de proyectar ya aparecía también en otros proyectos que aún no se habían construido, pero fue en Vil·la Urània dónde pudimos explorar diferentes herramientas, soluciones, materialidades, etc…
Vil·la Urània ganó el Green Solutions Awards España 2017 en la categoría de Edificio Inteligente, tiene una certificación energética Clase A y certificación LEED Platinum. ¿Hay diferentes maneras de proyectar un edificio sostenible?
Seguramente sí que hay diferentes maneras de proyectar un edificio sostenible. Lo que para nosotros no tiene sentido es proyectar un edificio no sostenible, o un edificio en el que la sostenibilidad y la sensibilidad en relación con el medio ambiente no sea un punto de partida más, como pueden ser el programa o el lugar.
¿Como definirías la vuestra, en relación con este proyecto y en comparación al estándar nacional y europeo?
En el inicio de los proyectos que desarrollamos en el despacho, casi todos ellos en concursos públicos, la actitud positiva y propositiva en relación a la sostenibilidad del edificio, en cuanto eficiencia energética, uso de materiales, y soluciones pasivas siempre está encima de la mesa, como uno de los momentos iniciales. El estudio de las condiciones del lugar, el programa, y la relación con los condicionantes del clima (orientación, asoleo, vientos, etc..) acaban definiendo los proyectos. El hecho de incorporar esta preocupación desde el inicio y la realización de simulaciones energéticas nos permite valorar diferentes propuestas, configurar edificios que superan los estándares en cuanto a calificación energética según el CTE y nos acerca a los estándares europeos de edificio nZEB de consumo casi nulo.
En vuestra práctica de arquitectura la innovación y la investigación recubren un rol muy importante. ¿Es así en general en la arquitectura contemporánea que nos rodea?
Nosotros podemos hablar a partir de nuestra experiencia. Investigar sobre lo que ya existe y volver a los orígenes de las cosas nos parece un interesante punto de partida. La innovación es un elemento más a tener en cuenta, pero la innovación puede estar en una nueva forma de ver las cosas y no tanto en una novedad tecnológica. Así pues, hoy en día más que nunca, debemos tomar conciencia de aquello que no funciona a partir de la experiencia. Aprender de los errores del pasado y actuar con más conciencia. La arquitectura suele sobrevivir a sus arquitectos, es muy importante pensar en resolver no solo las necesidades actuales, sino prever también las futuras y a su término la posible deconstrucción de la misma, y que en el cómputo global su existencia haya merecido la pena. Nuestras decisiones tienen un impacto que nos trasciende y debemos ser muy conscientes de ello.
Trabajar en el sector público ofrece muchas oportunidades, pero a veces restricciones y vínculos a la hora de proyectar. ¿Qué es lo que ha predominado en la transformación de la casa-observatorio de Josep Comas i Solà en el actual equipamiento municipal de Vil·la Urània?
Sin dudarlo, para SUMO como despacho, han predominado las oportunidades. Éstas son casi infinitas, oportunidad de seguir construyendo en Barcelona, oportunidad de poner en valor la figura de Josep Comas i Solà, oportunidad de recuperar la casa-observatorio como lugar de encuentro y divulgación de su obra, oportunidad de ensayar un programa muy definido en un edificio muy flexible y adaptable, oportunidad de plantear una fachada dinámica que da servicio a un gran espacio intermedio bioclimático que permite reducir drásticamente el consumo del edificio. Podríamos seguir con muchísimas oportunidades que en Vil·la Urània se han hecho realidad.
Y se han hecho realidad analizando, superando e incorporando las restricciones o vínculos de los que hablabais.