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Presidente del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) y de Unión Profesional, Vicepresidente de CEPLIS (European Council of the Liberal Professions).

El arquitecto catalán Jordi Ludevid (Barcelona, 1950) preside el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España y la Unión Profesional española. Además, es Vicepresidente de CEPLIS, el Consejo Europeo de las Profesiones. Arquitecto y máster en Gestión Urbanística por la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), cuenta con despacho profesional en Manresa y Barcelona y ha ejercido como arquitecto municipal en diversos ayuntamientos de la comarca barcelonesa del Bages. El CSCAE y Barcelona Building Construmat han llegado a un acuerdo de colaboración para promocionar el salón organizado por Fira de Barcelona entre los arquitectos españoles.

En su calidad de presidente de los arquitectos españoles, ¿cuál es el estado de salud de la profesión? ¿Ha superado ya la crisis?

J.L.- Los últimos años han seguido siendo un período muy duro para los arquitectos españoles, durante el que hemos demostrado ser una profesión resiliente respecto de las nuevas circunstancias. Hemos percibido una ligera mejora, tal y como se recoge en el estudio del Consejo de Arquitectos de Europa, y me alegro por ello, pero los arquitectos de nuestro país se enfrentan a una situación especialmente complicada, no sólo por haber quedado ‘tocados’ por la crisis del sector, sino porque los honorarios siguen siendo escandalosamente bajos en relación a la dedicación y calidad que requieren la mayor parte de los trabajos profesionales. Los arquitectos españoles cobran la mitad que el promedio europeo y son tan buenos como el mejor. Sin esto resuelto, no podemos hablar de que la crisis esté superada. No lo está.

El estado de salud de la profesión tiene por otra parte, además del aspecto económico, aspectos propios, aspectos especiales. Que no son transversales. Y en ello trabajan intensamente el CSCAE, el CAE y la UIA. Necesitamos, por este orden, clarificar la misión de los arquitectos (al servicio de la habitabilidad), disponer de un relato propio sobre nuestra capacidad de especialización, incrementar desde el grado la formación económica y jurídica, y promover determinadas políticas públicas de arquitectura hoy disminuidas. Para estar en igualdad de condiciones, y generar empleabilidad, necesitamos eso. Resulta imprescindible.

En este sentido, ¿qué medidas cree que se deberían implementar para ayudar a los arquitectos españoles?

J.L.- España no tiene referencias ni de calidad ni de precios para nuestros contratos. El mercado está a oscuras. En otros países, como Alemania o Francia, existen herramientas públicas y sistemas de estimación de costes que permiten al licitador y a cada arquitecto, acordar unos honorarios dignos y adecuados al trabajo a desarrollar y a su calidad. En el caso de España no existen este tipo de herramientas, ni siquiera para la contratación pública. De ahí, la diferencia de nuestra remuneración con otros países europeos. El CSCAE ha propuesto a la Administración General del Estado un pliego de condiciones para la contratación pública de la redacción de proyectos, asociado a un sistema de estimación de bases de licitación y a un manual de calidad del proyecto arquitectónico que garantice el contenido y la calidad de los trabajos. Antes de pedir y exigir, siempre ofrecemos soluciones.

Necesitamos también una Ley de Arquitectura, hoy imprescindible, ya planteada hace tiempo desde el CSCAE, que como ocurre en países vecinos regularía y daría forma a aspectos clave como la sensibilización de la sociedad ante los valores arquitectónicos, la defensa del patrimonio, la mejora de la habitabilidad a través de la promoción del proyecto arquitectónico y urbanístico y un entorno construido de calidad, aspectos que servirían para la mejora del entorno habitable y para que los arquitectos pudieran ponerse a disposición de la sociedad aprovechando al máximo sus capacidades.

Hace pocos días, el estudio RCR Arquitectes ha sido galardonado con el Premio Pritzker. Además de premiar la calidad de la arquitectura española, ¿qué más puede significar este premio para la profesión?

J.L.- Este premio ha supuesto el reconocimiento a una arquitectura de mucha calidad, una arquitectura de contexto y de compromiso con el lugar, a un trabajo conjunto de tres profesionales persistentes, desarrollado en una época en el que la arquitectura, en especial la española y su modelo profesional, están en entredicho y acechada por intereses desreguladores. Nadie invierte en ello y sin embargo triunfamos. Una paradoja enorme y peligrosa.

Primero, hay que felicitar a los premiados, grandes profesionales, porque el mérito es suyo y de su trayectoria, impresionante, extraordinaria, avalada por premios, exposiciones y reseñas, como fueron el Premio de Arquitectura Española Internacional 2015 de este Consejo Superior, entregado en el Palacio del Senado, o la exposición monográfica de la Fundación ICO del pasado año.

Pero en segundo lugar, también es el triunfo de un modelo y un entorno. No hay Apple sin Silicon Valley. Hay que recordarlo. Debería servir para volver a invertir en el modelo, para reforzarlo, un modelo único y distinto, el modelo profesional de nuestro país, y para hacer entender que una arquitectura de calidad y un trabajo comprometido solo se pueden lograr cuando se aprecia a la arquitectura como una disciplina de interés público y social al servicio de la habitabilidad de las personas, que necesita este reconocimiento legal y unos sistemas de adjudicaciones y de contraprestaciones económicas justos. No las tenemos. Y sin embargo triunfamos. León de Oro en Venecia y Pritzker 2017. ¡No es poca cosa! No es casualidad, sino causalidad. Pero ahora necesitamos reinvertir, necesitamos una Ley.

¿Y para los arquitectos del futuro?

J.L.- Para los arquitectos del futuro este premio será un referente importantísimo, como ya lo fuera el Pritzker a Rafael Moneo en 1996. Estoy seguro de que para los estudiantes de arquitectura será una motivación más para desarrollar su trabajo con dedicación. Ahora vamos a por el tercero.

En este sentido, ¿qué futuro les espera a los estudiantes de arquitectura?

J.L.- La habitabilidad de las personas y la especialización. Este es el presente y este es el futuro de nuestra profesión. Un componente esencial, un paradigma creciente. Creo que algunos seguirán desarrollando los trabajos tradicionales del arquitecto pero adaptados a nuevos procedimientos y modelos de gestión. Otros muchos van a trabajar en nuevas formas de ejercicio, conectadas con la misión del arquitecto que es trabajar a favor de la habitabilidad, pero desde campos diversos. Por otro lado, el contexto urbano de nuestro país nos indica que la rehabilitación y regeneración van a tener un mayor peso en el sector. Todas estas cuestiones definirán el futuro laboral de los actuales estudiantes de arquitectura.

Barcelona Building Construmat celebra en mayo su 20ª edición. ¿Qué piensa el presidente de los arquitectos españoles del Salón Internacional de la Construcción de Fira de Barcelona?

J.L.- El CSCAE lleva colaborando con Construmat desde sus primeras ediciones y he seguido con mucho interés su evolución y reestructuración para adaptarse a los nuevos tiempos del sector de la edificación. Así que primero quiero felicitar al salón por 20 años de continuo trabajo mostrándonos cómo se pueden ofrecer espacios de encuentro y relación con nuevas soluciones que mejoren la habitabilidad de las personas y que puedan ser un referente en innovación y tecnología.

La labor del salón ha sido siempre importantísima como punto de encuentro para poder tomar el pulso al sector y estoy seguro de que en esta nueva etapa va a poder servir de catalizador para seguir impulsando el músculo económico y empresarial de todas las partes que participan en el proceso edificatorio. Nosotros haremos nuestra parte… Pero es que el Presidente del CSCAE es un barcelonés en activo…

Por último, y una vez superada la crisis, ¿cuáles son los temas claves que se deben abordar de ahora en adelante para ser un sector más productivo?

J.L.- Primero. La productividad del sector será colaborativa, o no será. Lo que casi siempre se olvida. Eso es esencial al sector, es constitutivo, punto de partida. Hay diversos agentes y todos somos necesarios. Deberíamos profundizar en eso. Vamos a intentar liderar transversalidades.

Segundo. Los arquitectos enfocamos nuestro trabajo y ofrecemos nuestras prestaciones hacia todos los campos profesionales en los que haya una demanda. Eso sí, toda la productividad y actividad futura pasará por la modernización del sector en su conjunto, con la incorporación de las nuevas tecnologías, BIM, sostenibilidad y eficiencia. En el caso de la rehabilitación y regeneración urbana, consideramos que es una necesidad de primer orden porque afecta a la habitabilidad de las personas. Para que el sector de la edificación se transforme con una mayor dedicación a la rehabilitación es necesario, además del compromiso de los arquitectos, una política pública clara y firme y el apoyo y la cooperación de todos los agentes involucrados.

Y tercero. Mejores regulaciones. Mejor CTE, por ejemplo. Ley de Arquitectura y Pliegos de Condiciones. Etc. Entre todos, lo conseguiremos. También con Barcelona Building Construmat.

Barcelona, marzo de 2017

Eduard Pérez Moya
93 233 21 66
eperezm@firabarcelona.com

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