Urbanismo sostenible: la vía imprescindible
Las ciudades se enfrentan a una compleja suma de retos con un rol relevante para los edificios por su impacto, en un contexto de cambio climático, urbanización planetaria, y proliferación de nuevas tecnologías que requiere revisar su adaptación. Estamos ante un cambio de paradigma que supone practicar una regeneración integral del entorno construido para reducir las emisiones.
La regeneración integral del entorno es una forma de cooperar para la reducción de las emisiones de CO2, dar respuesta a los desafíos medioambientales de la sociedad y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Pensando en las necesidades de la población
La Agenda 2030 de las Naciones Unidas tiene como lema “Adaptar, de forma profunda y con una perspectiva integral, nuestras viviendas y edificios y mejorar nuestros barrios y territorios es una condición sine qua non para afrontar los grandes desafíos del siglo XXI y el fundamento para un bienestar a medio y largo plazo que no deje a nadie atrás”.
Ésta, junto con las Agendas Urbanas nacionales, la Nueva Bauhaus Europea y la Ley de Calidad de la Arquitectura marcan las referencias, la senda del urbanismo en clave de presente y de futuro, siempre desde una perspectiva de sostenibilidad: revitalizar áreas urbanas integrando factores económicos, sociales, funcionales, culturales y medioambientales para crear ciudades más resilientes y sostenibles y en definitiva, caminar hacia una sociedad más justa y equitativa.
En este proceso, las Administraciones públicas (especialmente), entidades y empresas del sector así como los profesionales, de la mano de la sociedad civil, han de buscar y ofrecer soluciones innovadoras, creativas y respetuosas con nuestro patrimonio histórico y cultural para responder, de forma óptima, a los desafíos actuales y a las necesidades de la población. Mejorar nuestros entornos urbanos y su adecuación a los retos de nuestro tiempo.
Actuar en la edificación vía descarbonización
La edificación, en un contexto de cambio climático, tiene un enorme impacto: a nivel europeo, es responsable del 40% del consumo de energía y del 36% de las emisiones de CO2 derivadas de la energía, mientras que a nivel estatal ocasiona el 30,1% del consumo de energía final y el 25,1% de las emisiones, de las que el 8,2% son emisiones directas.
El parque edificado es ineficiente y está obsoleto y todo nuestro entorno está construido. Por eso apostar por la rehabilitación integral y la sostenibilidad en la construcción ya no es una opción, sino una necesidad, de ahí que actuar en la descarbonización de edificios a lo largo de todo su ciclo de vida, en sus fases de construcción y uso, supondrá construir un futuro de cero emisiones netas. Como nos indicaba Dolores Huerta, directora general de Green Building Council España en una entrevista publicada en nuestro blog, “La descarbonización es el reto más visible (que no el único) que va a transformar al sector de la edificación en los próximos años”. Es su principal desafío por lo que no caben excusas dado que la afectación sobre el clima y la atmósfera es directa y existe un objetivo final que no es otro que mejorar la calidad de vida de las personas.
Tanto en la intervención en los edificios existentes como en la construcción de nuevos no pueden obviarse otros criterios también importantes además de la descarbonización: el uso racional de recursos, la gestión sostenible del agua, la salud y el confort dentro de los edificios, el impacto en la biodiversidad, la accesibilidad física y económica a la vivienda y los equipamientos y la propia adaptación a los efectos del cambio climático, entre otros.
En este proceso, el diseño circular comienza a ser otro ‘must’ y replantea el ciclo de vida de los recursos, fomentando la reutilización, el reciclaje y la minimización de residuos. En el contexto urbano, esto se traduce en materiales de construcción sostenibles, infraestructuras modulares y sistemas energéticos renovables. Pasar de una economía lineal a una circular, es otro de los grandes desafíos que está a caballo entre un reto ambiental y otro económico, y esto supone avanzar hacia modelos híbridos de urbanismo como dinámica de transición adecuada a todos y en cualquier contexto.
En definitiva, asegurar un parque edificado renovado en ciudades resilientes, sostenibles y agentes activos de regeneración ambiental y social.
Ciudades responsivas y conscientes
Poner en el centro a las personas supone hablar de ‘ciudades responsivas’, que integran tecnologías inteligentes y participación ciudadana para adaptarse dinámicamente a las necesidades emergentes. Utilizando sensores, análisis de datos y redes de comunicación, estas ciudades optimizan el consumo energético, la gestión del agua y la movilidad urbana. Este modelo no solo mitiga los efectos del cambio climático, sino que también promueve la equidad social y la calidad de vida.
Las ciudades son conscientes en la medida en que sus ciudadanos sean conscientes. La culpa de cómo son, es de sus ciudadanos, de los que las habitan, las gestionan y la usan, por lo que una ciudad consciente debe estar gestionada conscientemente, por personas responsables (con responsabilidad colectiva). Tenemos que ser activos y pedir a los que planifican, a los que deciden y gestionan, que las ciudades respondan a nuevos modelos de vida y exigencias.
El ciudadano tiene que exigir un cambio en las estructuras de la Administración, cambios normativos, que se integren cuerpos que ahora mismo desagregan sistemáticamente los proyectos (siendo menos eficientes). Aquí, la comunicación y la información es la que debe recopilar la tecnología de construcción y la estrategia. Dar a los agentes datos que les permiten actuar (evitando la manipulación), exigir que la información esté a nuestro servicio, que la participación sea autocrítica…eso es la consciencia, también el acceso al conocimiento.
Iniciativas y ejemplos para una regeneración urbana
La Carta de Aalborg y la Carta de Leipzig subrayan la importancia de abordar de manera integral las necesidades de las áreas urbanas, incluyendo la economía, la sociedad y el medio ambiente, con un énfasis particular en mejorar las condiciones de las zonas desfavorecidas.
Además de estos documentos, a nivel internacional, las mencionadas Agenda Urbana 2030 de las Naciones Unidas así como el Pacto de Ámsterdam (Agenda Urbana Europea) y el Pacto de Quito, marcan el camino. A nivel nacional contamos con la Agenda Urbana Española que establece hasta diez objetivos estratégicos.
Tres casos destacados a nivel mundial ilustran esta transformación: la regeneración del área de Abandoibarra en Bilbao, la intervención integral en comunas vulnerables de Medellín (Colombia) o el proyecto del Río Cheonggyecheon en Seúl (Corea del Sur). Estos ejemplos ilustran cómo la regeneración urbana puede abordar múltiples dimensiones para crear ciudades resilientes y sostenibles, transformando desafíos en oportunidades de desarrollo.
Pero hay otras muchas iniciativas ‘micro’ muy significativas y útiles, como por ejemplo las oficinas de rehabilitación edificatoria, de información al ciudadano, que se convierten en elementos fundamentales en este proceso para el acceso a la información, el asesoramiento y la tramitación de ayudas, generando confianza y facilitando el proceso.
Cabe destacar otros trabajos como el informe “Descarbonización de la edificación en todo su ciclo de vida, guía paso a paso para ciudades”, elaborado por GBCE en colaboración con la plataforma citiES y la entidad Carbon Neutral Cities Alliance (CNCA). Este documento es una guía o compendio de recomendaciones y buenas prácticas para que las ciudades españolas puedan ampliar sus iniciativas de descarbonización de la edificación abarcando todas las fases del ciclo de vida de los edificios.
También a nivel nacional, el Observatorio 2030 del CSCAE ha emitido el informe ‘Ciudad y territorio en regeneracion’ que facilita a Administraciones Públicas, empresas del sector y profesionales la coordinación y activación de las medidas necesarias para un progreso justo, que cierre brechas urbanas y evite crecimientos con desigualdades.
En Europa es conocida NetZeroCities que reúne a 34 redes de ciudades y organizaciones de investigación líderes de 13 países. Y a nivel internacional, la Global Fab City Initiative se trata un movimiento pionero que transforma ciudades en todo el mundo a través de proyectos en innovación social, investigación urbana y programas educativos.
Conoce cómo avanzar hacia una sociedad mejor para todas las personas, garantizando el reequilibrio medioambiental y territorial en la próxima edición de CONSTRUMAT 2025.